viernes, 3 de julio de 2015

IX Ultra Trail de Lavaredo - 2015

Hola, de nuevo estoy metido en un nuevo lío. Esta vez bastante lejos de mi casa, en Cortina D'Ampenzzo. Preciosa ciudad de montaña en los Dolomitas. El desafió es el Ultra Trail de Lavaredo, 119 kilómetros y cerca de 6000 metros positivos. Debido a estos números tengo que admitir que tengo un poquito de miedo. Pero bueno, quien dijo miedo.

Aqui tenemos mapa y perfil.


Ya estoy en Cortina, paseando por el centro de la ciudad. El bullicio hace que me suba la adrenalina. Al fondo el famoso campanario.


Y al lado de la torre, la ansiada meta. Objetivo de los mas de 1200 participantes que tomaremos parte en esta prueba. Como no, lo que yo más quiero siempre a mi lado.


En el palacio de hielo hay una gran cola. Ahora toca revisión de material,


Y recogida de bolsa del corredor


Ya tengo dorsal, el 118. 


Con todo listo otra vez en la linea de salida.


En el centro del pueblo la tienda de North Face, esponsor principal de la prueba, tiene un gran cartel con el mapa de la prueba. Todos nos paramos y lo miramos fijamente. Cada uno metido en si mismo. Y todos nos hacemos la misma pregunta. ¿Acabaremos?


Son las 22: 30, ya no queda nada. Con los nervios he tenido que volver dos veces al hotel, primero se me ha olvidado el pantalón corto, y después el frontal. Me aseguro que las zapatillas están bien sujetas.


Mientras tanto la expedición de Cádiz se hace la foto. Debido a mis despistes no puedo salir en la misma.


Cuantos temores, miedos y nervios en tan poco espacio.


Cinco, cuatro, tres, dos, uno .....


Ya estoy en carrera. Tengo 30 horas para transformar el arco de salida en el de llegada. Mi lucha es únicamente contra el reloj. Con la montaña debo de aliarme. Enfrentarme a ella sería una tontería, una guerra perdida de antemano.


Uff, el ritmo es endiablado. Como sigamos así se me sale el corazón por la boca.


Por fin descansito, primer punto de avituallamiento. Esto es una locura, me acerco a las mesas, pillo algo de comida y a salir pitando.


Segundo avituallamiento y primer punto de control. Perfecto, llevo una hora y media de adelanto sobre el cierre de carrera. Parece que voy a poder descansar algo.


De repente me doy cuenta que ya no es necesario el frontal, ya ha salido el sol. Me sorprende el ver el reloj. Son las 04:30 A.M y es increíble la claridad.


El amanecer es precioso.


Kilómetro 40, Lago de Misurina. Ahora tengo unos kilómetros planos para recuperar fuerza. Ya que dentro de poco empezaremos la temida subida al Refugio Auronzo


Con la luz del día cada dos por tres paro para hacer fotos. Es la primera vez que se me ponen los pelos de gallina en una carrera con los paisajes.






Se me acabo lo bueno, toca subir.


Esto cada vez se empina más.





Por fin veo el Refugio, y detrás Tre Cime Di Lavaredo.




Ya estoy en el Rifugio Auronzo, que hambre.




Después de un caldito reconfortante, retomo la marcha. El paisaje es ....

Al mirar atrás, veo un reguero de personas remprendiendo la marcha.


Ahora toca bordear las famosas tres cimas de Lavaredo.





Veo de pronto un fotografo de la organización, así que toca poner pose.



Me despido de las tres cimas.



Ahora toca bajada vertiginosa hasta el fondo del valle.


Otra senda estrecha y técnica. La mayoría de los corredores me rebasan velozmente. Muy de vez en cuando consigo adelantar a algún corredor.




Escucho el rio a mi derecha, lo que me indica que la pendiente se suaviza.



Ya estoy en el prado, los cuadriceps me queman después de la bajada de más de diez kilómetros.


Que alegría, el primer cartel de Cortina. La pena es que la carrera no le hace caso a la señal.
.

De repente miro hacia delante y saco rapidamente la camara, he visto algo maravilloso en mitad del camino.


La persona que más quiero del mundo ha venido a darme ánimos y acompañarme  hasta el siguiente punto de avituallamiento.


Kilómetro 66, ya he pasado el ecuador de la prueba. La cuenta atrás ha empezado.


Mientras saboreo unas galletitas, aparecen tres integrantes de la expedicón Gaditana. Desde aquí hasta al final inententaremos ir juntos.


Otra vez estoy en camino. Esta pista plana es un alivio para mis pies, mis piernas, mi cuerpo, .... Pero no me hago falsas ilusiones, ya que soy consciente de que esto puede cambiar rapidamente.


Al cruzar los arroyuelos, no puedo evitar parar para tomar algunas instantaneas.



Otra vez, campo abierto.


Es increible como las raices de este arbol sujetan el arbol a la tierra.


Oleeeeeeee, kilómetro 75, otro descansito.


El cielo se empieza nublar.


A pesar de las nubes, hace calor. Voy sudando bastante, por lo que debo de beber mucha agua. Me acerco a la fuente a rellenar los bidones y me sorprende las botellas de vino que hay en el abrevadero. Buena y ecológica vinoteca.


Varias veces tengo que vadear el rio, el agua esta bastante cristalina y sobre todo, fresquita.


Llevo unas 20 horas en el monte, ahora toca una subida de casí 10 kilómetros.


Las paredes rezuman agua. Aprovecho alguna de estas cascadas para rellenar los bidones de agua.


La subida se hace interminable.



Y encima empieza a llover. Los truenos se escuchan en la lejanía. 



Ya queda poco, el final de ese collado nos marca que la subida llega a su fín.




Ya estoy arriba, descanso un poco y recupero el aliento.


Este pequeño llaneo es un alivio.


Del paisaje ni hablamos.


Otra estación de ayuda, y ya van seis. Solo me quedan 24 kilómetros. Salgo con una hora y media sobre el tiempo de corte, parece que la meta es un objetivo factible. Al llegar a meta me dicén que en este punto se retiran más de cien personas.


Llega la noche, la oscuridad me envuelve. Las fuerzas, tras tantas horas, son escasas


Passo Giau, 16 kilómetros para meta. Vamos justito de tiempo, así que Pepe se pone a tirar como un descodiso del grupo. Me lleva asfixiado, pero si quiero llegar a meta no hay más remedio que apretar los dientes y tirar hacia delante.


Aunque no lo parezca, Cortina está hay abajo.


Último avituallamiento, menos de nueve kilómetros a meta. Por delante una vertiginosa y peligrosa bajada.


Uno de los carteles más bonito en mi vida, un kilómetro para conseguir realizar mi sueño.

Después de 119 kilometros y casi 30 horas conseguimos cruzar la meta.


Ya tengo prenda finishher del Ultra Trail de Lavaredo.


Y diploma que acredita haber finalizado. 


Pues nada, conseguí terminar este nuevo reto. Indicaros que la carrera merece bastante la pena y que es más dura de lo que parece. A priori, D+6000 en 119 kilómetros no es demasiado, pero la prueba engaña. Tiene muchos llanos que te invitan a correr. Estos tramos sin darte cuenta te van mermando las fuerzas.

Lo que si tengo claro es que volveré a visitar los Dolomitas, pero la próxima vez, en vez de realizarlo sin parar, lo haré en tres días, disfrutando de la montaña.

Nos vemos.

Vídeo cortesía de los Nocturnis de Chiclana





2 comentarios:

  1. Muy buena y verídica crónica (doy fe), enhorabuena. Te dejo el enlace a un video que hemos hecho. Saludos.

    https://www.youtube.com/watch?v=4q5O5ooe-iM

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    1. Hola Nocturnis,

      Con vuestro permiso acabo de subir el video al blog.

      Nos vemos en la montaña o ...
      en el bar

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