Esta es la palabra que define mi nueva aventura. El 26 de enero de 2013 nos juntamos unos cuantos chalados para participar en la Ternua Snow Running que se celebraba en la estación de esquí de Sierra Nevada. La prueba empieza en Pradollano, 2144 metros sobre el nivel del mar, teniendo como punto más alto la antena parabólica a 2764 metros. La gran mayoría de los corredores nunca habíamos corrido sobre nieve. Para tracionar en la nieve la organización nos recomendó usar una especie de cadenas, YakTrax Pro, para las zapatillas.

Nada más dar el pistoletazo de salida, la gente salio pitando como si fuese una carrera de 100 metros. A la derecha de la foto, en la cola del peloton, estamos Doc y yo. Todavía los últimos rayos del sol se reflejaban en la nieve.
En la foto de abajo se ven perfectamente las cadenas.

De repente, subo la cabeza y observo como la luna se asoma tras la montaña. A mi derecha, los últimos rayos del sol sobre Granada, a la izquierda, la luna no ilumina nuestros pasos. Que más se puede pedir.
La oscuridad ha caído sobre nosotros. Debido a la ventisca, la temperatura cae en picado. Me tengo que cubrir la cara. En este punto, pararse entraña un gran peligro.
Tras una hora y cuarto, ya he alcanzado el punto más alto, ya solo queda bajar. La bajada por la pista del Río es bastante divertida. Corremos por nieve virgen, parece que estamos bajando una duna. Tengo la meta a la vista, pero quinientos metros ante de la misma la organización nos tiene preparada una sorpresa. Hay que subir y bajar una pista negra.
En esta pala, es imposible correr. A ratos voy casi a cuatro patas. Tras quince minutos alcanzo la cima, ahora toca bajar, nos sentamos en la nieve y nos tiramos cuesta abajo. Es lo más similar a un parque acuático.
Después de poco más dos horas, termino mi primera carrera sobre nieve.
Algunos fotos:
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