viernes, 30 de mayo de 2014

Homo Capra, la evolución del Homo Sapiens

En estos últimos años los científicos han descubierto una nueva especie, el Homo Capra. Se cree que es una evolución del Homo Sapiens. En este proceso evolutivo, la nueva especie ha desarrollado distintas caracteristicas para sobrevivir en la montaña.

Sobre la espalda ha desarrollado una joroba, parecida a la de los camellos. En la misma almacena todo lo necesario para subsistir en la naturaleza. 


De algunas de ellas, llega a salir una especie de tubo con el que el animal puede saciar su sed. Lo más increible es que el tamaño de la joroba se adapta al medio y a la meteorología. En tiempos de frio, lluvia, … esta se hace más grande. Todo lo contrario a los días soleados, donde el tamaño de la joroba se reduce increiblemente. A veces llega a transformarse en una pequeña protuberancia sobre la cadera.


Mientras que su hermano el Homo Sapiens, teme la noche, el Homo Capra disfruta cuando la oscuridad lo envuelve. Una vez que el sol se oculta en el horizonte un tercer ojo sobresale sobre su cabeza. Gracias a este rayo de luz se desplaza con presteza por la oscuridad.


Algunos han desarrollado un cuarto ojo detrás de la cabeza, el cual emite un pequeño pardadeo de color rojo. Se cree que es una manera de comunicarse entre los Homos Capras cuando la noche los abraza.

La manera de relacionarse con el resto de sus especie es bastante incierta. Es un animal solitario.


Aunque a veces suelen agruparse para realizar grandes migraciones.


El número de Homo Capras es incierto. En algunas ocasiones llegan a juntarse miles de ellos. El único punto común entre las distintas migraciones es que la estampida arranca después de escuchar un estruendo.


Algunas hábitos pasados los siguen  manteniendo. Durante las migraciones suelen descansar para disfrutar de una cervecita fresquita.


Estos desplazamientos suelen terminar cuando se pasa por debajo de un arco. Todavía no se sabe el porque.


Para terminar el estudio, hay que incidir que acercarse a esta rara especie entraña un grave peligro, ya que sin darse cuenta, uno puede llegar a convertirse en un Homo Capra, y este es un camino sin retorno.


sábado, 24 de mayo de 2014

La Windtribu por la Sierra de San Bartolo

Después de haber realizado un mes antes la ruta circular de casi quince kilómetros por la Sierra de San Bartolo, hoy toca la ruta corta. Perfecta para hacerla en familia y con niños pequeños. 

Esta vez la hacemos con un grupo de amigos, con el que nos ha juntado nuestra pasión por el windsurf, los viajes y lo más importante, el pasarlo bien juntos.

Esta caminata va por todos ellos.

Mari Luz y Cake, algún día contare algunas de tus batallitas de joven, y no tan joven


Lidia y Mon. El Yin y el yang. Que haríamos sin la alegría de Lidia y la disciplina de nuestro Delta Force.


Tesa, nuestra leonesa afincada en Conil.


El Killo, gaditano afincado en Conil, que peligro !!!.


Esta vez no pudieron acompañarnos las dos parejas que faltan para completar la Windtribu.

Nuestra Toñi, o Amparo para mi. ¿Que haríamos sin tus fotos y sin el licorcito de hierba?.


El infatigable Barba, el hombre que pega los bordos más largos de este planeta, un día aparece en Ceuta.


Mario, promesa de la demartología española. Que se apunta a todo lo que le diga. A veces me da hasta pena en los berenjenales que lo meto.


Itziar, nuestra campeona padelera.


Ahora las fotos de la caminata.













sábado, 10 de mayo de 2014

XVII 101 KM La Legión - 24 horas.

Otro año más y ya van siete teniendo el privilegio de participar en los 101 Km - 24H de Ronda organizado por la Legión Española.

Durante todas esas participaciones he sufrido, disfrutado, conocido gente, tenido miles de anécdotas y todo gracias a los caballeros legionarios que hacen esta prueba tan grande.

Este año por torpeza mía no conseguí dorsal, así que durante cuatro meses estuve todos los días mirando la lista de espera. El avance de la misma era lentísimo. Dos semanas antes en el foro hay un equipo que cede un dorsal, no me lo pienso y lo cojo.

Así que con un dorsal de un equipo al que no conozco, siendo yo corredor que no esta acostumbrado a ir en grupo, me presento el viernes 9 de Mayo en Ronda.

Lo primero es ir a visitar a los compañeros Susmurais a la Alameda del Tajo en Ronda.


Después de los saludos tocaba buscar un sitio para comer un poquito de pasta .... o rabo de toro. Vale, ya se que no es pasta, pero es que esta mortÁ de gÜeno.


Después de tan copiosa cena, copichuela con los camaradas y a la cama.


Por la mañana con tranquilidad me dirijo al estadio al encuentro con mi equipo.


Foto con la bandera. Fauno que gran persona, pero como fotógrafo ...


Cuanta gente buena.


El estadio estaba impresionante.


Después de los VIVAS REGLAMENTARIOS se da el pistoletazo de salida. 

Para hacer honor a nuestro nombre, Los Últimos Susmurais, un buen número de ellos, salieron los últimos.


Por una falta de comunicación clara entre el equipo y yo, el objetivo de tiempo de ellos y el mío no se correspondían. Salimos a buen ritmo. Los primeros metros por la calle de Ronda con todo el pueblo animando te ponían los vellos de punta.


Salimos de Ronda y afrontamos la primera cuesta.


El ritmo es demasiado rápido para mi. Los kilómetros se me hacen bastante duros. 

En el avituallamiento de Navetas Nuevas, kilómetro 22, vomite lo que no estaba en los escritos. En este punto le dije al equipo que se marchara.

Ya solo, mi único objetivo era llegar a Ronda como fuera. Los diez kilómetros siguientes fueron un calvario. Sin poder comer ni beber. En el Cortijo del Marques, kilómetro 32, me tumbo a la sombra de un árbol y decido retirarme.

Mi suerte fue que nada más llegar se iba el coche de evacuación. Debido a esto no volvería la ambulancia hasta pasado un rato largo. Tras una hora de espera, compruebo que me encuentro mejor. Pruebo comer y beber algo. Parece que mi cuerpo se ha recuperado, así que decido que hay que intentarlo.

Vuelvo a tomar fotos. Síntoma de que me empiezo a recuperar.


Los kilómetros van pasando y cada vez me encuentro mejor. En Alcala del Valle mi mujer me esta esperando con una cruzcampo fría y un bocadillo de filete. Salgo como una moto. 

La cerveza la comparto con los hermanos SusMurais de Barbate. Los mismos de la copichuela de la noche anterior.


Muchos amigos cuando me ven pasar no dan crédito. El comentario más común es "¿Tu no te estabas muriendo, mamón?"

El sol se va poniendo detrás de las montañas de Grazalema. 


La pista discurre por unos bonitos campos de trigo.


Aprieto un poco para intentar llegar a Setenil antes de la noche. El paso por debajo de la roca me vuelve como todos los años a poner los vellos como escarpia. Es increíble como resuena en la pared los ánimos de la gente.


En Setenil hago una parada bastante corta y sigo hacia delante.

Se hace la noche, la temperatura baja, cada vez voy más deprisa. Gracias a la luna, la mayoría de los tramos los hago con el frontal apagado. Solo lo enciendo en las bajadas, ya que las hago corriendo. 

La calidad de la foto no se corresponde con la bonita luna que nos acompaño toda la noche.


Pronto llego al cuartel. 


Me tomo el caldito, la hamburguesa y en menos de quince minutos ya estaba otra vez en ruta.


La ermita la subo a buen ritmo, cada vez veo más cerca mi objetivo. 

Bonita foto de la bajada de la ermita con Montejaque al fondo.


Ya después de 18 horas alcanzo la meta. 


El subidón es increíble. A pesar de los vómitos y el golpe de calor que me tuvo una hora debajo de un árbol conseguí acabar. Esta vez el corazón le gano la batalla al cuerpo. Cuando lo más fácil hubiera sido retirarme, conseguí reponerme y llegar a meta.


Al día siguiente desayunamos temprano para ver a los compañeros SusMurais llegar a la meta. Evidentemente el desayuno tuvo que ser con una cruzcuarius.


El pretoriano Pajares, padre de esta prueba, y Juana, una de las personas con más 101 realizados.


Los cinco jinetes del apocalipsis.


El gran Santigosa, si es grande por fuera, más grande es por dentro.


Pues nada, otro ladrillo más en el cuerpo. Esta prueba no tendrá los mejores paisajes, ni unos desniveles estratosféricos, pero algo tendrá cuando todo el que prueba repite. Y lo que tiene es, esa Legión que se desvive por cuidarnos, los lugareños de los pueblos con las mangueras para refrescarte, las calles atestadas de gente animando, así que nos vemos en el 2015 para tomar parte en la XVIII 101 Km La Legión - 24 horas.

sábado, 3 de mayo de 2014

XI Travesía de Resistencia. Los Alcornocales y el Estrecho.

Este fin de semana afrontamos un nuevo reto juntos, superar la barrera de los cincuenta kilómetros. A continuación viene el relato de la XI Travesía de Resistencia, Los Alcornocales y el Estrecho 

La salida fue a las cinco de la mañana desde los Barrios, así que tocaba madrugar y estrenar la temporada de verano durmiendo en la furgo.


Nada más dar las cinco, salimos todos los andarines en estampida.


El ritmo fue bastante fuerte. En muchos tramos superábamos los siete kilómetros por hora. Con el cuerpo frío ese ritmo era difícil de mantener. 


Los primeros ocho kilómetros fueron totalmente en llano. Nada más empezar la primera subida hicimos un pequeño descanso para reagruparnos. Poco a poco la oscuridad iba desapareciendo.


Unos minutos después del descanso llegamos a la famosa Garganta Gran Capitan.


Los rayos de sol empezaban a dar un color cobrizo a las copas de los arboles.


Al fondo detrás del sol, se podía vislumbrar el peñón de Gibraltar. Roca que nos acompañaría en múltiples ocasiones.


Pronto llego el desayuno. Manteca colora y blanca. Un día es un día


La pista inicial se convierte pronto en sendero. Por delante teníamos una subida de cuatro kilómetros.




El tamaño de los helechos era impresionante.



Poco antes de terminar la subida, lo helechos se transforman en pequeños arbustos, y los alcornoques en pinos.



Ahora tocaba crestear un poquito.


Nuevo reagrupamiento que venía perfecto para recuperar fuerzas.



Otra vez entre helechos.



A veces la pequeña senda desaparecía entre la vegetación.



Sobre el kilómetro diecisiete llegamos a la pista de las corzas.



Este tramo era idóneo para hablar.


Como no, en el horizonte, la roca.


Otro reagrupamiento.


En este punto nos tocaba enfrentarnos al cortafuego.


Nada más empezar a subir, los marchadores formamos una serpiente multicolor.


Poco a poco la cola se va alargando.


Cada uno va a su ritmo.


De vez en cuando, es bueno detenerse y mirar atrás.


Los metros van pasando. La cima esta cada vez más cerca.


Con cada paso que damos, el final del cortafauego esta más cerca.



Objetivo conseguido.


Dejamos de ver el mar Mediterráneo. En el horizonte ahora tenemos el océano Atlántico.



A partir de ahora toca bajar.


De nuevo entre arboles.


Y helechos.





Pronto llegamos al cauce del Río Guadalmesi.



Casi se pilla el salto acrobático.


El porte de algunos arboles es increíble.


Entre rocas.


En el albergue juvenil de Pelayo, kilómetro treinta, llego la hora de la comida.


Y de la siesta.


Después del merecido descanso, otra vez a caminar. Ya solo quedaban "veinte kilómetros". Los primeros metros discurren por una bonita senda.



Ahora desde el horizonte nos saludan las montañas del Rif que visitamos dos semana antes.


Pronto llegamos al mar.


A partir de este momento transitamos por un estrecho sendero junto al mar.




Algunas playas son alucinantes.


Ni que decir del color del agua.



Ocho kilómetros antes de Tarifa se realiza el último descanso en la Torre de Guadalmesi.


Y por fin el ansiado triunfo, llegamos al castillo de Guzmán el Bueno.


Otra prueba superada, esta vez más de cincuenta kilómetros. A estirar y a por una nueva meta.