sábado, 21 de marzo de 2015

XI HOLE (2015), la carrera del fango.

FANGO


Esta es la palabra que mejor define lo que fue el XI Homenaje a La Legión. Si los años anteriores hubo barro, lo de este año no ha sido normal. Todo lo que no fuera asfalto, era fango. Tuvimos todo tipo de mezclas de agua con tierra. Fango plastoso, charcos y el más divertido, él que se pega a las zapatillas y estas te pesan un quintal.

Pero bueno, no vamos a llorar más, que nadie nos obligo a venir y empecemos con la historia del XI HOLE.

Nuestro principal objetivo era llegar en tiempo, ya que en la edición del año pasado llegamos hora y media fuera de control.

Para no perder las buenas costumbres, foto con los compañeros SusMurais.


Este año intentamos no salir muy detrás para quitarnos los tapones que se forman al llegar al fango. A las diez en punto se da la salida.



El pelotón pasa rápido por el Tajo. El cielo no presagiaba nada bueno.


Pronto se abandona Ronda por el sendero del Tajo del Abanico.


En el horizonte se vislumbra el tapón, lo que indica que estamos llegando al país del Fango.


Viejas amigas sonriendo, pobres ilusas, antes de enfrentarse al fango.


Ya llegamos al fango. Había que ir con pies de plomos para evitar un resbalón y una mala caída. Delante nuestra una muchacha se disloco el hombro al resbalar por culpa del barro.

Sobran las palabras en esta subida. 






Por fin llegamos arriba de la colina, ahora toca bajar por una pequeña senda que nos lleva a la estación de Benaoján. 



El agua venía con fuerza.


El nacimiento de los Cascajales era un placer para los sentidos.


Por fin asfalto, por delante teníamos la subida más larga de la prueba. Desde la estación de Benaoján hasta la famosa ermita de los 101Km de Ronda.


Una cruzcuarius nunca viene mal.


A nuestra derecha vemos a los compañeros de la corta afrontar la subida que los conduce a la Cueva del Gato. Nosotros seguimos hacia Montejaque.


La entrada al pueblo es por una corta pero intensa cuesta.


Al salir del pueblo ya solo queda subir a la Ermita. Al fondo vemos el sendero en zig-zag.


Y empezamos a subir.


A nuestras espaldas la Villa de Montejaque cubierta de nubes. Durante casi toda la prueba estuvo lloviendo. 



Por fín se deja de subir, ahora viene una larga bajada hasta el Cuartel de la Legión.



Sobre las 14:00 salimos del cuartel, ya llevamos cuatro de hora de carrera. Parece que podremos alcanzar la meta antes de que la cierren.
  
A partir de ahora viene la parte más fácil de la prueba. Pistas de albero, con poca pendiente y se supone que sin fango. Que equivocado estabamos.


Encaramos la subida a la salida del cuartel, hay bastante barro. El año pasado esta parte estaba seca.



Los peores presagios se han cumplido, lo que erá una bonita pista de albero se ha transformado en un barrizal.


Ya estamos en Arriate. Hemos superado la barrera de 30 kilómetros. Aquí la organización nos indica que no se pasa por el Arroyo de la Ventilla ya que el río se ha desbordado.


Los caminos seguián en la misma tónica, agua por un tubo.




Enfilamos un pequeño tramo de asfalto. Ronda esta cada vez más cerca.


En el horizonte, bajo las nubes, ya se ve nuestro objetivo.


Abandonamos el asfalto y volvemos a nuestro amigo fango de nuevo. Al final de esta pista se encuentran las murallas de la ciudad de Ronda.


El desfiladero del Tajo esta precioso.



Últimos peldaños.


Y este año sí ha podido ser. Hemos entrado en meta en tiempo.

Pues nada, otra prueba terminada. Ahora toca descansar y seguir entrenando para los 101Km de Ronda. 



sábado, 7 de marzo de 2015

IV UIltra Trail Sierras del Bandolero (Corta, solo 73 kilómetros)

Otro año más, y ya van cuatro, acudo a primeros de Marzo a la llamada del Club Tritón para participar en el Ultra Trail Sierras del Bandolero. Este 2015 al Ultra de 150 kilómetros le salió la hermana pequeña de sólo 73 kilómetros.

Después de la paliza de casi 38 horas que me llevó terminar el año pasado decidí tomar parte en la hermana pequeña, conocida popularmente como la Bandolerita.

Ultra Trail Sierras del Bandolero

Ya en la Plaza del Prado nos hacemos la foto protocolaria con el recorrido y perfil de la prueba.


El día se plantea soleado y bastante caluroso. El comentario general de todo el mundo es que vamos a pasar mucho calor.

Antes de dirigirnos a la salida de meta toca la foto con los compañeros SusMurais que tomaremos parte en la Bandolerita. A esta hora, los compañeros de la prueba larga, ya llevan casi veinte horas trotando por la sierra.


Se sienten los nervios en el cajón de salida, en unos minutos los bandoleros con los trabucos darán la salida.




Ya estamos en carrera, por delante tengo 73 kilómetros, en los cuales tendré muchos buenos momentos y alguno malo que se supo superar sin mucha dificultad.


Tras salir del pueblo, los primeros metros transcurren por una pista de albero.


La mañana esta magnífica. Por ahora el calor no pega fuerte.


Después de la pista nos metemos en el famoso corredor de la muerte. Esta estrecha senda se encuentra entre dos vallas, de ahí viene su nombre.


Esta vez, después de muchas carreras, no iba a correr solo. Antes de salir Sebas, integrante del núcleo duro de Barbate, hablamos y decidimos hacer la prueba juntos.


Que iba hacer yo sin lo mejor de mi vida. Esta vez Yolanda no podía hacer la prueba, así que tuve otra vez a mi ángel de guarda privado durante toda la prueba.




Indicar que Yolanda a parte de estar pendiente de mi, estuvo dispuesta a ayudar a todos los participantes. Esta vez le toca a nuestra compañera Sol. 


Pronto se llega al famoso cortafuego del bosque. Aquí ya, si que el calor empieza a apretar.




Nada más terminar el cortafuego, se nos une Carlos. Un Granadido que debutaba en esta prueba, empujado por su padre que participo el año anterior. 


Ya estamos en los Llanos del Campo, el día esta precioso para poner unas carnes en la barbacoa y no estar todo el día comiendo cacahuetes y platanos. Pero ya se sabe el refrán, Sarna con gusto no pica.


La sombra de los arboles se agradece.


Últimos metros y estamos en el Puerto del Boyar. Lo coronamos en poco menos de tres horas y media. La verdad es que las sensaciones son buenas. 


En el puerto del Boyar, foto con estos dos Rondeños que no han parado de animar en toda la subida. 


Unos metros detrás Miguel y Javier. Este segundo más adelante se uniría al trio y formaríamos un cuarteto hasta la línea de meta.


De las vistas poco se puede decir.


En el avituallamiento del Boyar hacemos una breve parada para comer algo y descansar un poco en la sombra.


Las subidas al puerto de las Presillas y al Simancón se hacen bastante duras. El sol castiga nuestros cuerpos.


De vez en cuando se para para hacer alguna foto, y con esta escusa descansar algo.



Llevamos 28 kilómetros y en Navazo Alto nos encontramos antes de bajar a Villaluenga este bonito cartel realizado con piedras.


Oleeeee, abajo tenemos Villaluenga. Este punto es clave, ya que en el mismo nos encontramos con los compañeros que vienen de la larga.


Sebas llegando a Villaluenga.


El avituallamiento de Villaluenga es un hervidero de gente. Aquí me encuentro con muchos compañeros de batalla. Hay todo tipo de caras. En este punto es donde se retira más gente. Los de la larga llevan ya más de 100 kilómetros. Cuando los veo cansados y demacrados, me veo a mi mismo el año pasado cuando tome parte en esa modalidad.

Después del descanso, nos abrigamos y retomamos la marcha. La noche se nos echa encima. Salimos ya con el frontal en la cabeza.

Ya es de noche.

A partir de ahora iremos alcanzando a los participantes de la larga. Son fácilmente reconocibles. Apenas hablan, llevan un paso lento pero constante. Los pobres están empezando su segunda noche en carrera.  En este momento es cuando uno se da cuenta verdaderamente de la dureza de la larga. 
Cada vez que paso junto a alguno, intento darle palabras de animo. Les digo que el año pasado estaba yo igual o peor que ellos, y al final conseguí alcanzar la meta. 
Los kilómetros van cayendo. Es una pena no tener una buena cámara para poder hacerle una foto a la luna.
En menos de once horas hemos alcanzado Grazalema, en este punto el caldito sienta de maravilla. Cuando salgamos de aquí ya solo nos queda la subida al Puerto del Boyar y todo bajada.
En el camping de Grazalema nos están esperando Deeper, la piratilla, su hija Violeta,  y mi mujer. Nos dan animos y seguimos camino.
Al llegar al Boyar la vista nos deja sin sentido. Podemos ver toda los pueblos de la Bahía de Cádiz iluminados.
Antes de los esperado alcanzamos Benamahoma, después el Bosque.
A partir del Bosque ya no hay más avituallamientos, ya solo nos quedan trece kilómetros de pista y cruzar la ansiada meta. En este tramo nos acompaña mi mujer. La pobre no ha dormido nada ya que nos ha estado siguiendo durante toda la prueba. 
Este año estos treces kilómetros se me hacen mucho más llevaderos que el pasado. Así que tras 73 kilómetros y casi 16 horas y media cruzamos el arco de meta.

De esta manera, junto a Carlos, termina mi experiencia en el Ultra Trail Sierras del Bandolero.

 
Más tarde, el nucleo duro de Barbate también alcanzaría la meta. Ellos son la verdadera definición de un equipo. Este invierno he tenido el privilegio de salir al monte con ellos y espero poder hacer con estas grandes y buenas personas los 101 de Ronda.
 


Al día siguiente recibimos la notica de que el pequeño Nicolás después de enterarse de nuestra hazaña, se hizo socio de los Últimos Susmurais.