miércoles, 12 de agosto de 2015

Besseggen, uno de los senderos más bonitos de Noruega

Hoy nos toca hacer uno de los senderos más famosos de Noruega, la arista de Bessengen.
 

 
Para realizar esta nueva caminata cogeremos el ferry que sale de Gjendesheim y nos deja en Memurubu, navegando por el lago Gjende.
 


El día esta despejado pero hace un frio que corta la respiración. Para coger el barco tuvimos que esperar una hora y media. Debido al buen tiempo, muchos Noruegos tuvierón las misma idea que nosotros.
 

Después de poco más de quince minutos, ya estabamos en Memurubu. Ya no había vuelta atras.
 

Por delante teníamos casi 15 kilometros con un desnivel positivo de casi 1100 metros. Estas cifras nos indica claramente que toca subir bastante.



Empieza el camino.


Todos vamos muy abrigados.



Pronto nos sobra la ropa.


Las vistas son alucinantes.
 


Y la subida, más alucinante todavía.



De vez en cuando paramos para hacer fotos y recuperar el aliento.


Y seguimos subiendo ...



La subida es interminable.

 
Menos mal que el tiempo estaba despejado y podíamos disfrutar del entorno.
 




Después de tres kilómetros y D+600 tenemos un pequeño descanso.
 


Después del corto llano otra vez el campino se empina.


Paramos a menudo para realizar fotos y disfrutar de la naturaleza.




El lago Gjende ya está a más de quinientos metros por debajo nuestra.


Otra vez toca mirar al cielo.



No sé como, pero todavía le quedan fuerzas para hacer pose artística.


 

Desde allí venimos.


Y allí tenemos que subir.



Afrontando la última bajada antes de la última subida.



Emppezamos a subir. Esta última arista la dividimos en tres potentes rampas con tres pequeños rellanos.



Esa es la última rampa, ha sido menos complicado de lo que esperabamos.

 
La última arista no era como las demás, esta se empina bastante y no es recomendable para quien tenga vertigo. Tenemos que trepar unos cincuenta metros.
 
Yolanda después de la última arista. 
 

 



Después de diez kilómetros y mil metros de ascenso hemos alcanzado la cumbre.


Ahora tenemos una planicie de unos dos kilómetros bastante fea comparado con lo anterior.



Desde allí salío el ferry.
.

Una manada de renos descansa en la nieve. Aprovecho para dejarle la carta a Santa Claus.


 
Que poquito nos queda. La bajada se hace larga.
 






Ya solo quedan unos metros.


Victoria, lo conseguimos.


 
Pues efectivamente, el sendero hace honor a su fama y ha sido precioso. Lo único es recordar que quien tenga vertigo, tendrá que realizar una trepada de unos cincuenta metros que no le hará mucha gracia.