lunes, 28 de diciembre de 2020

Aracena - Los Marines - Linares de la Sierra - Aracena

Tras muchos años queriendo visitar este bonito rincón de Andalucía, por fin en esta Navidad del 2020, hemos podido acercarnos a la Sierra de Aracena.  Serán tres días, dos de los cuales los dedicaremos a recorrer sus sendas y caminos y un tercero, a visitar los pueblos de Cortegana y Almonaster la Real. 

Hoy por delante tenemos la ruta circular que une los pueblos de Aracena, Los Marines, Linares de la Sierra y terminaremos en la fortaleza que preside la villa de Aracena.

Dejamos el coche en el aparcamiento de Mercadona, en las afueras de Aracena, y empezamos a caminar. Hace una fría mañana.


A primera vista parece que será difícil perderse, el camino discurre por una senda clara y en cada desvío hay un cartel que te indica la dirección a seguir.


Ha llovido bastante, la senda por donde caminamos está húmeda. Por suerte parece que no nos encontraremos zonas de fango.




Apenas llevamos andado cinco kilómetros y alcanzamos la villa del Los Marines. Tenemos que andar unos metros por asfalto.



Nada más entrar en la villa, hay un bonito paseo con murales de todos los pueblos de la Sierra de Aracena.


Es nuestro primer pueblo, vamos con tiempo de sobra, así que toca perderse por las calles empedradas de este bonito pueblo blanco.


Antes de salir de la villa nos asomamos a los lavaderos. Lugar antiguo de reunión de la mujeres donde se lavaba la ropa y se aireaban los trapos sucios …




Salimos del pueblo, nos toca cruzar la nacional. Hay que tener cuidado, el tráfico en estas fechas es bastante denso.

Retomamos la senda pasada la cantera y enfilamos la subida al Alto del chorrillo. Por lo que nos indica el cartel, será una subida corta y sin mucha pendiente.


El tamaño de algunos castaños es impresionante.



Pronto empezamos a bajar. el día está siendo una delicia.



Tras dejar atrás el Alto del Chorrillo, debemos cruzar de nuevo la carretera y tomar la senda que nos lleva a Linares de la Sierra.


Caminamos por una senda estrecha, jalonada en ambos lados por muros de piedra que están tapizados por un bonito manto verde.



Me quedo sin palabras al ver como este árbol con sus raíces se aferra a la tierra.


Kilómetros doce, ya estamos en Linares de la Sierra. Como la gran mayoría de los pueblos de la zona, sus calles están empedradas y en las casa reluce el blanco de la paredes.


Es curioso como una de las plazas del pueblo se usa como pequeño coso taurino.



Merece la pena deambular por las calles de esta aldea.



Empieza el hambre a llamar a nuestra puerta, así que toca comer algo. A las afueras de Linares hay un pequeño merendero que usamos como improvisado restaurante.



Ya tenemos la tripota llena el cuerpo tiene de nuevo combustible. Remprendemos la marcha, una última mirada atrás y nos despedimos de la villa Linares de la Sierra.


Estas piedras nos indican un atajo, lo pillamos y transitamos así por una estrecha vereda.




A través de este pequeño boquete nos asomamos para ver si vemos algún animal autóctono de la zona, ósea, el cerdo. Noviembre ha sido época de matanza, así que pocos cochinitos veremos.


Ya estamos en Aracena, lo primero con lo que nos topamos es con un Lavadero.  


Dejamos atrás el lavadero, pasamos por delante de la entrada a las Grutas de las Maravillas y pronto llegamos a la senda que nos guía al castillo de Aracena.




¿Ya que estamos arriba, habrá que entrar, no?



La Sierra de Aracena destaca además de por su productos ibéricos, por las buenas setas que crecen en estos parajes. No nos podemos resistir y compramos unas setitas en la tienda Sirlache.


Sin darnos cuenta, ya estamos de nuevo en el Mercadona. Han sido casi 23 kilómetros de disfrute de naturaleza, donde hemos transitado por bonitas sendas y bonitas villas empedradas.



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