Otro año más, y ya van cuatro, acudo a primeros de Marzo a la llamada del Club Tritón para participar en el Ultra Trail Sierras del Bandolero. Este 2015 al Ultra de 150 kilómetros le salió la hermana pequeña de sólo 73 kilómetros.
Después de la paliza de casi 38 horas que me llevó terminar el año pasado decidí tomar parte en la hermana pequeña, conocida popularmente como la Bandolerita.
Ya en la Plaza del Prado nos hacemos la foto protocolaria con el recorrido y perfil de la prueba.
El día se plantea soleado y bastante caluroso. El comentario general de todo el mundo es que vamos a pasar mucho calor.
Antes de dirigirnos a la salida de meta toca la foto con los compañeros SusMurais que tomaremos parte en la Bandolerita. A esta hora, los compañeros de la prueba larga, ya llevan casi veinte horas trotando por la sierra.
Se sienten los nervios en el cajón de salida, en unos minutos los bandoleros con los trabucos darán la salida.
Ya estamos en carrera, por delante tengo 73 kilómetros, en los cuales tendré muchos buenos momentos y alguno malo que se supo superar sin mucha dificultad.
Tras salir del pueblo, los primeros metros transcurren por una pista de albero.
La mañana esta magnífica. Por ahora el calor no pega fuerte.
Después de la pista nos metemos en el famoso corredor de la muerte. Esta estrecha senda se encuentra entre dos vallas, de ahí viene su nombre.
Esta vez, después de muchas carreras, no iba a correr solo. Antes de salir Sebas, integrante del núcleo duro de Barbate, hablamos y decidimos hacer la prueba juntos.
Que iba hacer yo sin lo mejor de mi vida. Esta vez Yolanda no podía hacer la prueba, así que tuve otra vez a mi ángel de guarda privado durante toda la prueba.
Indicar que Yolanda a parte de estar pendiente de mi, estuvo dispuesta a ayudar a todos los participantes. Esta vez le toca a nuestra compañera Sol.
Pronto se llega al famoso cortafuego del bosque. Aquí ya, si que el calor empieza a apretar.
Nada más terminar el cortafuego, se nos une Carlos. Un Granadido que debutaba en esta prueba, empujado por su padre que participo el año anterior.
Ya estamos en los Llanos del Campo, el día esta precioso para poner unas carnes en la barbacoa y no estar todo el día comiendo cacahuetes y platanos. Pero ya se sabe el refrán, Sarna con gusto no pica.
La sombra de los arboles se agradece.
Últimos metros y estamos en el Puerto del Boyar. Lo coronamos en poco menos de tres horas y media. La verdad es que las sensaciones son buenas.
En el puerto del Boyar, foto con estos dos Rondeños que no han parado de animar en toda la subida.
Unos metros detrás Miguel y Javier. Este segundo más adelante se uniría al trio y formaríamos un cuarteto hasta la línea de meta.
De las vistas poco se puede decir.
En el avituallamiento del Boyar hacemos una breve parada para comer algo y descansar un poco en la sombra.
Las subidas al puerto de las Presillas y al Simancón se hacen bastante duras. El sol castiga nuestros cuerpos.
De vez en cuando se para para hacer alguna foto, y con esta escusa descansar algo.
Llevamos 28 kilómetros y en Navazo Alto nos encontramos antes de bajar a Villaluenga este bonito cartel realizado con piedras.
Oleeeee, abajo tenemos Villaluenga. Este punto es clave, ya que en el mismo nos encontramos con los compañeros que vienen de la larga.
Sebas llegando a Villaluenga.
El avituallamiento de Villaluenga es un hervidero de gente. Aquí me encuentro con muchos compañeros de batalla. Hay todo tipo de caras. En este punto es donde se retira más gente. Los de la larga llevan ya más de 100 kilómetros. Cuando los veo cansados y demacrados, me veo a mi mismo el año pasado cuando tome parte en esa modalidad.
Después del descanso, nos abrigamos y retomamos la marcha. La noche se nos echa encima. Salimos ya con el frontal en la cabeza.
Ya es de noche.
A partir de ahora iremos alcanzando a los participantes de la larga. Son fácilmente reconocibles. Apenas hablan, llevan un paso lento pero constante. Los pobres están empezando su segunda noche en carrera. En este momento es cuando uno se da cuenta verdaderamente de la dureza de la larga.
Cada vez que paso junto a alguno, intento darle palabras de animo. Les digo que el año pasado estaba yo igual o peor que ellos, y al final conseguí alcanzar la meta.
Los kilómetros van cayendo. Es una pena no tener una buena cámara para poder hacerle una foto a la luna.
En menos de once horas hemos alcanzado Grazalema, en este punto el caldito sienta de maravilla. Cuando salgamos de aquí ya solo nos queda la subida al Puerto del Boyar y todo bajada.
En el camping de Grazalema nos están esperando Deeper, la piratilla, su hija Violeta, y mi mujer. Nos dan animos y seguimos camino.
Al llegar al Boyar la vista nos deja sin sentido. Podemos ver toda los pueblos de la Bahía de Cádiz iluminados.
Antes de los esperado alcanzamos Benamahoma, después el Bosque.
A partir del Bosque ya no hay más avituallamientos, ya solo nos quedan trece kilómetros de pista y cruzar la ansiada meta. En este tramo nos acompaña mi mujer. La pobre no ha dormido nada ya que nos ha estado siguiendo durante toda la prueba.
Este año estos treces kilómetros se me hacen mucho más llevaderos que el pasado. Así que tras 73 kilómetros y casi 16 horas y media cruzamos el arco de meta.
De esta manera, junto a Carlos, termina mi experiencia en el Ultra Trail Sierras del Bandolero.
Más tarde, el nucleo duro de Barbate también alcanzaría la meta. Ellos son la verdadera definición de un equipo. Este invierno he tenido el privilegio de salir al monte con ellos y espero poder hacer con estas grandes y buenas personas los 101 de Ronda.
Al día siguiente recibimos la notica de que el pequeño Nicolás después de enterarse de nuestra hazaña, se hizo socio de los Últimos Susmurais.
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