Después de muchos años sin participar en ninguna prueba de bici de montaña, este pasado domingo quince de Noviembre quede con unos cuantos SusMurais para tomar parte en la III CicloTurista BreñaBike en Batbate.
Momentos antes de salir un poco de charla.
Y otro vez más, pero esta vez encima de una bici, nos enfrentamos a una arco de salida.
Pronto entramo en el Pinar de la Breña, un marco incomparable.
Tras unas cuantas pedaladas nos dirigimos a los acantilados de la Breña.
A nuestras espaldas la bonita villa de Barbate. Pueblo pesquero conocido por el Atún Rojo de Almadabra. Una delicia para el paladar.
Otra vez, estamos entre pinares. Los rayos de sol calientan nuestros cuerpos.
Ya me tocaba alguna foto.
Mi gran y querido amigüito Emilito, sacando rodilla para tomar la curva.
Cada cierto tiempo se realiza alguna que otra parada para el reagrupamiento del pelotón.
Otra vez reemprendemos la marcha.
Al mirar atrás, tengo una bonita vista de la marisma de Barbate y de la villa de Vejer.
Ole yo.
Después de casi treinta kilómetros tocaba descansar, rellenar los bidones y reponer fuerza.
Pronto llegamos a la Sierra del Retín. Debido a las fuertes lluvias de días anteriores no se realiza el tramo libre por dicha sierra.
Otro agrupamiento.
Para alcanzar Barbate tras salir del Retín, tomaríamos el sendero que discurre paralelo a la orilla.
Preciosa la vista de los acantilados de la Breña en el horizonte.
Tras casi sesenta y siete kilómetros en poco más de cinco horas tocaba llenar el estomago con un exquisito arroz con atún.
Acompañado de ensalada de pulpo y unas cuantas cruzcampos.
Pues nada, después de la copiosa comida, tocaba echar una cabezadita o el famoso micro-sueño de siete minutos de Fali el Coleta.
Después de muchos años sin apuntarme a una prueba de dos ruedas, tengo que decir que me ha gustado bastante la experiencia.
Después de muchos años sin apuntarme a una prueba de dos ruedas, tengo que decir que me ha gustado bastante la experiencia.
A la organización hay que darle un diez, el ritmo fue llevadero para todo el mundo, los sitios por los que transitamos increíbles y la comida en el pabellón al final de la prueba fue reponedora. Así que, si no pasa nada, el año que viene seguramente vuelva.
Chapi, como siempre un diez con la crónica.
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