No pudo ser, esta vez no pude completar los 30 kilómetros que unían Naturlandia con la estación de esquí de Graug Roig. La montaña me pudo y con toda la razón del mundo. Eso sí, no conseguí llegar a meta, pero durante 20 kilómetros disfrute de la montaña como un enano.
Aquí viene la crónica de un fin de semana de esquí de travesía en Andorra.
El viernes, el día antes de la prueba, me dispuse a realizar el Circuit de Montmalús. La estación de esquí de Grand Valira. ha creado seis circuitos para hacer esquí de travesía en un entorno controlado. Estos circuitos están balizado para evitar perderte y al final del mismo, puedes volver por fuera de pista o por las pistas de la propia estación.
Temprano me acerco al Intersport-Viladomat situado en el edificio Cubil de Graug Roig para alquilar el material. Decir que estoy muy agradecido a Manu del Interport por el trato recibido y por la forma que arregló el entuerto en el que me metí después de la prueba. La próxima que vuelva a Andorra, tengo claro que el material lo alquilo en el mismo sitio.
El Circuit de Montmalús transcurre en su principio por un bonito sendero rodeado de arboles.
Al salir del bosque me quedo sin palabras. El paisaje es increíble. Toda esa vasta extensión de naturaleza salvaje era para mí solo. Tenía toda la nieve que quisiera para mi disfrute.
En mitad de la subida encuentro la marcas puestas por la organización para llegar a meta al día siguiente. Por desgracias y sobre todo por mi poca experiencia en esquí de travesía no pude ver esas marcas el día de la carrera.
La primera vez que esquío sin ver los esquís.
Una vez terminada el circuito, me quito las pieles de foca y me tiro hacia Pas de la Cas por nieve virgén. Fué una gozada. El viernes fué alucinante.
Más tarde quedo con mis dos compañeros de aventura Alfonso y Jordi en el Intersport de Santa Coloma. Aquí recibimos la charla técnica antes de la prueba.
En Naturlandia la organización nos tiene preparado un potente desayuno. Se come fuerte, hay que coger fuerzas para lo que se nos avecina.
Arco de salida, ya no hay vuelta atrás.
Los primeros metros transcurren por una fácil pista entre árboles.
Nada más salir de los árboles vemos la primera pared de la prueba, la subida al Pic Negre. Parecemos hormiguitas.
En esta segunda foto se observa perfectamente las zetas que se hacen para suavizar la subida.
Ya no queda nada para terminar esta primera subida.
Alfonso en la cumbre.
Ahora viene lo que todo el mundo está deseando menos yo, potente bajada. En un momento veo como todo el mundo me adelanta. Me doy cuenta que me falta bastante experiencia para afrontar estas bajadas, pero bueno. Consigo sobrevivir a la primera bajada.
Descanso, fotos y a seguir hacia delante. El cola de carrera me acompaña el resto de la prueba.
Durante la prueba hay que quitar y poner las pieles de focas varias veces. La pieles de focas sirven para subir una loma y que los esquís no resbalen hacia atrás.
Si os fijais bien en la foto, entre Alfonso y yo asoma una pequeña cabeza. De esta manera es fácil hacerse una idea de la pendiente que estamos subiendo.
Los kilómetros van pasando, cada vez más lento después de 20 kilómetros y seis horas me quedo en el Refugio de Illa, Alfonso tiene bastantes molestias en la ingle y yo estoy sin fuerzas. Como algo, me planteo seguir pero la organización me indica que no. Que queda una subida y una bajada potente, y que no se pueden arriesgar a que se haga de noche. Así que nos evacuan en helicóptero.
De esta manera acaba mi participación en la Skimo 6, con el sabor agridulce de no haberla terminado pero a la vez con la alegría de haber disfrutado de un sitio alucinante durante seis horas.
No sé si volveré a intentarlo, supongo que sí, pero si vuelvo vendré con la lección aprendida. Corregiré todos los errores que cometí y esa vez espero poder completar esta bonita prueba que recomiendo a todo el mundo.
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A continuación unas cuantas pruebas realizadas por la organización.