Tras muchas crónicas en el monte toca por fin un viaje tranquilito para visitar y conocer los pueblos de piedra de la provincia de Segovia.
El primer día empieza en el Aeropuerto Adolfo Suárez, Madrid. Por delante tenemos 225 kilómetros y varios pueblos segovianos con encantos. Antes de empezar decir que las fotos que hice de Buitrago de Lozoya y Riaza las borre accidentalmente. Lo siento.
El primer pueblo que visitamos es Buitrago de Lozoya. Destaca la plaza central de la villa y la muralla de piedra que lo rodea. Abajo se puede ver la única foto del pueblo. Merece la pena dar una vuelta por la muralla.
Siguiente descanso, Riaza. Aquí hicimos parada técnica para comer. La plaza del pueblo está llena de restaurantes.
Ayllón. ya con el estomago lleno dimos un bonito paseo por esta aldea de ladrillos rojos. Para entrar en la Villa hay que cruzar algunas de la entradas del recinto amurallado.
Bonita plaza mayor. Detrás del ayuntamiento, en la colina, se vislumbra un pequeño campanario y los restos de una antigua muralla..
Desde el campanario la vista del pueblo es preciosa. Desde este punto se observa perfectamente el color rojo de los ladrillos, los cuales les da ese color característico a las casas.
Antes de irnos a descansar hicimos la última visita del día, Maderuelo. Este pueblo se encuentra en lo alto de una colina. Para llegar al mismo hay que cruzar un largo puente sobre el rio Riaza.
Al atravesar las murallas descubrimos un bonito pueblo de piedra.
Después de un largo día de viaje, decir que por la mañana nos habíamos levantado en
Rumanía, llegaba el turno de descansar. Durante dos noche dormiremos en un bonito alojamiento rural llamado
La posada de Gallegos.
Nos levantamos temprano para aprovechar el día. Por delante tenemos un par de senderitos cortos y perdernos otra vez por las callejuelas de piedras de los pueblos segovianos.
Nuestra primera parada es para visitar la famosa cascada de Navafría. Un fácil y bonito sendero de apenas media hora nos conduce a la base de la cascada. El sendero parte del área recreativa.
El sendero es bastante sencillo y está perfectamente señalizado. Es casi imposible perderse.
Podemos ver como los lados de la cascada el agua se ha helado.
Nuestra siguiente visita es el Castillo de Turegano. Bonita fortaleza, muy bien restaurada. La pena fue que no pudimos visitarlo porque se encontraba cerrado.
Después de las fotos de rigor y recorrer el exterior del castillo marcamos en el móvil nuestra siguiente visita, la villa de Sepúlveda y las famosas hoces del Duratón.
Desde la plaza del pueblo parte una pequeña ruta de apenas siete kilómetros. Este sendero recorre parte de las Hoces del Duratón y rodea parcialmente la ciudad de Sepúlveda.
Nada más salir de la ciudad podemos ver claramente como el río Duratón ha horadado el terreno.
Durante el paseo cruzaremos por varias de las antiguas puertas de la ciudad.
Los buitres has anidado sobre las paredes del cañón. Las manchas blancas son las heces de los pájaros.
Durante algunos tramos se han instalados pasamanos para hacer el sendero más seguro.
Ya estamos de vuelta, ya solo nos queda una última subida. Esta nos llevará de nuevo a Sepúlveda.
Una vez en el pueblo, sin rumbo predefinido, nos disponemos a buscar algún lugar donde nos den de yantar.
Curioso y antiguo cartel.
Para bajar un poco las viandas que hemos tomado, damos una última vuelta por las calles empedradas antes de poner rumbo a Pedraza.
Pedraza una de las ciudades amuralladas, en mi humilde opinión, más bonitas de España.
Lo primero que hacemos es dirigirnos al castillo. Este se encuentra cerrado.
Sin prisa nos disponemos a recorrer las pequeñas callejuelas de la villa.
Sin darnos cuenta el sol se ha ocultado tras las montañas. La noche ya ha llegado.
Y con la noche termina nuestro pequeño viaje de dos días por los pueblos de Segovia. Espero que os haya gustado y por supuesto, cuando tengáis un hueco, no dudéis en visitar esta bonita zona de España.